Dicen que si repites tres veces Soy buena delante del espejo viene tu ego y se carga a la inseguridad de un puñetazo, la tira a tierra, la deja K.O.
No te lo creas. Es una leyenda urbana.
La realidad es que, si haces eso, no pasa nada. La inseguridad te sigue soplando en la oreja, metiéndote el miedo en la cabeza de no ser lo suficientemente buena.
Y tú no quieres eso.
Tú quieres ser buena. Una buena chica, una chica válida, una chica que no da problemas. Una chica a la que quiere todo el mundo. Una buena chica que se pone a dos patas y recibe su galletita. Buena chica, muy bien, ahora plas. Y allí vas y te haces la muerta, así, calladita, con los ojos cerrados, sin hacer ruido, esperando tu premio porque, ante todo, lo más importante y lo único que necesitas es ser buena. Brillante, incluso. Que todo el mundo te lo diga: qué buena es. Es brillante. Qué buena es esta chica. Una buena chica.